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"La docencia también salva vidas, aunque sea de forma indirecta"

La Dra. Mònica Balaguer Gargallo combina una intensa actividad asistencial como especialista en Cuidados Intensivos Pediátricos en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona con su labor académica como profesora adscrita al Departamento de Medicina de la Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya (UVic-UCC) y directora de varias actividades formativas en SJD Formación.

Este año, el Col·legi de Metges de Barcelona ha reconocido su trayectoria otorgándole el Premio a la Excelencia Profesional en la categoría de Docencia y Formación Médica. Conversamos con ella sobre este reconocimiento y sobre el valor de la formación continuada como herramienta para mejorar la práctica clínica.

¿Qué ha supuesto para ti recibir el Premio a la Excelencia Profesional del Col·legi de Metges de Barcelona en la categoría de Docencia y Formación Médica?
Recibir este premio ha sido una sorpresa, pero también, una enorme motivación. Para mí, tiene un valor especial porque reconoce un trabajo que a menudo queda escondido de los focos, como es el esfuerzo diario por formar, acompañar y abrir caminos de aprendizaje a otros profesionales. Esto no va solo por mí, sino por todos los que se dedican a la formación.

¿De dónde nace tu vocación por la pediatría y, en concreto, por los cuidados intensivos pediátricos?
Siempre me ha gustado la medicina en pacientes críticos, y cuando descubrí los cuidados intensivos pediátricos entendí que era un ámbito donde podía combinar ciencia, precisión y humanidad a partes iguales. A parte, es sorprendente la capacidad de resiliencia que tienen los niños y la fuerza que muestran incluso en situaciones fatales. La idea de poder ayudar a una familia en los momentos más delicados fue lo que me atrapó para siempre, seguramente por haber pasado por una situación similar.

Tu trabajo asistencial es muy exigente, pero sigues profundamente vinculada a la docencia. ¿Qué te mueve a dedicar tanto esfuerzo a formar a otros profesionales?
Creo que la calidad asistencial no depende solo de la tecnología ni de la experiencia individual, sino del conocimiento compartido. La docencia me obliga a mantenerme en constante actualización y a reflexionar sobre mi propia práctica. Enseñar me hace mejor profesional y, de alguna manera, me recuerda por qué elegí esta profesión. En otras palabras, la docencia también salva vidas, aunque sea de forma indirecta.

¿Qué valores intentas transmitir cuando enseñas a futuros profesionales?
En la práctica médica hay tres cosas fundamentales que creo que son: basar toda nuestra actuación en la evidencia científica; segundo actuar con humildad, porque nadie lo sabe todo, es más, todos nos podemos equivocar, pero es fundamental reconocer los errores para mejorar, y tercero la humanidad, porque debemos ser capaces de ponernos en el lugar del que está enfermo o acompañando al enfermo, ya que puede estar viviendo momentos profundamente dolorosos. Creo que es fundamental que, en la enseñanza médica, se adquieran no solo habilidades técnicas, sino también con una visión más ética y empática.

¿Qué mensaje te gustaría compartir con los profesionales jóvenes que se inician ahora en el ámbito de los cuidados intensivos pediátricos?
Les diría que tengan paciencia consigo mismos, que se dejen aconsejar y que se permitan no saberlo todo para aprender sin miedo. La medicina en general y los cuidados intensivos en particular, pueden impresionar al empezar, pero también ofrecen situaciones que “aumentan el tamaño del corazón”. Que busquen buenos mentores, que pregunten sin reservas y que recuerden siempre que, incluso en las situaciones más complejos, la cercanía y la escucha son parte del tratamiento.

"Enseñar me hace mejor profesional y, de alguna manera, me recuerda por qué elegí esta profesión"

En SJD Formación codiriges el Itinerario de Especialización en Ecografía en el Paciente Pediátrico Crítico y participas en otros programas de formación en Cuidados Intensivos. ¿Qué aporta esta formación al día a día de los profesionales que ya están en activo?
Bueno, des de que empezamos a desarrollar este método diagnóstico hasta el momento han pasado unos cuantos años. Lo que vemos es que con la introducción de la ecografía en la práctica diaria hemos visto que aporta seguridad a los equipos, precisión diagnóstica y mayor capacidad de respuesta. La ecografía a pie de cama se ha convertido en una herramienta indispensable: permite valorar de forma inmediata situaciones hemodinámicas, respiratorias o abdominales sin necesidad de desplazar al paciente y además nos ha disminuido el número de otras pruebas complementarias. La formación ayuda a estandarizar su uso, a mejorar la toma de decisiones y, en definitiva, a ofrecer una atención más rápida y menos invasiva.

Más allá de este itinerario, participas en masters y otros cursos de formación continuada. ¿Qué valor crees que tiene seguir formándose incluso con años de experiencia clínica?
La formación continuada en medicina es imprescindible. El conocimiento evoluciona de manera muy rápida y es necesario reciclarse y formarse en nuevos tratamientos y técnicas. Aunque la experiencia es imprescindible, es necesaria una actualización constante, sino se corre el riesgo de desactualizarse sin darse cuenta.

La formación médica evoluciona con rapidez, especialmente con nuevas tecnologías y herramientas diagnósticas. ¿Qué cambios crees que marcarán los próximos años?
Mas que en los próximos años, ya lo estamos viendo en la actualidad. La incorporación de la simulación clínica avanzada en los equipos de trabajo permite crear situaciones hiperrealistas y complejas para estar preparados en las situaciones reales, la inclusión de la inteligencia artificial para detección precoz de determinadas situaciones nos puede ayudar tanto en el diagnóstico como en mejorar las estrategias de tratamiento, las formaciones personalizadas con avatares en plataformas que permiten adaptar los contenidos a las necesidades de cada profesional. Todo esto no sustituirá el juicio clínico, pero sí lo potenciarán.

Si tuvieras que definir un deseo o un reto para el futuro de la formación en cuidados intensivos pediátricos, ¿cuál sería?
El deseo sería el tiempo. Para poder garantizar una formación de alta calidad se necesita tiempo para preparar, gestionar y realizar los casos. Tot ello implica que parte del personal, que normalmente es asistencial, se dedique a ello consumiendo elevado número de los recursos disponibles. A parte, me gustaría que la formación del futuro combine tecnología, pensamiento crítico y maneras de afrontar el sufrimiento del niño y su familia.

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